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El culto a los animales en las primeras civilizaciones

El culto a los animales

El sello de Pashupati (h. 2350- 2000 a. C.), hallado en el sitio arqueológico de Mohenjo-Daro, muestra una figura sentada rodeada de animales.
TANTO LAS EXCAVACIONES DIRIGIDAS por Mortimer Wheeler como los posteriores análisis de sus hallazgos permiten señalar que la civilización del valle del Indo tuvo dos grandes deidades, la Gran Diosa Madre y el Gran Dios Padre. En ambos casos destaca una fuerte presencia de elementos sexuales, sin duda, asociados a la reproducción.
Además de algunas estatuillas de bronce que parecen representar a estas deidades se han hallado diversos lingam, objetos de piedra que según algunos historiadores simbolizan un falo y representaría la fuerza masculina. Dicho elemento aparece continuamente acompañado por el ioni, que representa la vulva y la energía femenina.
Junto con las imágenes antropomórficas, en los objetos religiosos encontrados también aparecen animales, a menudo policefálicos. En el sello llamado de Pashupati se puede observar a una diosa de tres cabezas rodeada por animales.
Se cree que este sello representa una variante arcaica de la futura deidad hindú Shiva, aunque esta interpretación ha sido bastante discutida.
Por otro lado, en los sellos del Indo, que son una especie de timbres de piedra que se han encontrado en los yacimientos, aparece también una enorme cantidad de figuras que por sus características representan a divinidades con forma animal.
Entre las especies que aparecen se encuentran búfalos de agua, serpientes y cebús, lo que ha animado a algunos historiadores a afirmar que en la religión del valle del Indo se practicaba la zoolatría. Esto explicaría la gran cantidad de motivos animales que están presentes en los sellos del Indo.
El culto era dirigido por los sacerdotes que, como hemos visto, ocupaban un lugar privilegiado en la estructura social de la ciudad. El hecho de que se hiciese llegar agua fresca hasta los templos, donde había grandes piscinas, permite suponer que el agua jugaba un papel importante en el desarrollo de la vida religiosa, quizá como elemento para abluciones (que podría haber terminado convirtiéndose en un ritual de purificación). El Gran Baño de Harappa es quizá la única y gran construcción religiosa del antiguo yacimiento arqueológico.
Por otro lado, esta civilización creía en la vida después de la muerte. Los muertos se enterraban con los pies hacia el sur y a su lado se situaban sus bienes y pertenencias. De hecho, las prácticas funerarias eran muy similares a las del antiguo Egipto.
A pesar de todo lo dicho, los estudiosos sostienen que no existió una única estructura religiosa, sino una multiplicidad de prácticas religiosas. Otro aspecto que sorprende a los historiadores es que, curiosamente, la religión no tuvo una expresión nítida en las obras públicas.

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