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Para enterrar al pescado

Chistes buenos para alegrar la semana.

El pescado y su tamaño.

Un hombre encuentra a su vecino cavando un hoyo en el patio y le pregunta:
– Hola vecino, ¿Qué estas haciendo?
– Cavando un hoyo para enterrar a mi pescado
– ¿Y no es un hueco demasiado grande?
– ¡Es que mi pescado está dentro de tu maldito gato!

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El perro de Julio.

A Julio el pitbul le ha matado la suegra, sin embargo el día del velorio llegan muchos hombres que se sientan en primera fila y en un rato menos pensado lo saludan muy amigablemente, por lo que la esposa le pregunta, ¿Son ellos muy amigos tuyo? Julio responde, no, ni los conozco,

¿Entonces que hacen en primera fila y se muestran tan amigablemente? pregunta la esposa tan sorprendida, ellos están allí, porque quieren comprarme el perro, responde Julio.

La vaca y el toro Agapito.

Había un toro que vivía separado de una vaca que amaba tanto, pues entre ellos había una enorme valla de alambres con púas, sin embargo, el toro buscaba la manera de llegar a la vaca, así que tomo vuelo y se salto la valla, entonces ve a la vaca y muy contento le pregunta

¿Cómo te llamas? Juana Corazón, responde la vaca, pero llamame Juana porque el corazón me lo robaste tu, afirma la pobre vaca; entonces dice el toro, yo soy Agapito, pero llamame Aga, porque el pito se me quedó enganchado en la valla.

El loro adivino.

Había un loro que era bien sinvergüenza y le encantaba avergonzar a las mujeres adivinandoles el color de las pantaletas, por lo tanto una señora incredula de lo que hacía el loro se paró frente al ave y le dijo ¿De que color son, para ver si eres tan listo? el loro le respondió con tanta tranquilidad, son azules mi señora, ella se sonrojó y quería hacer entender que el loro había tenido suerte, por eso al otro día se puso otro color y nuevamente el loro con tranquilidad le dijo, son rojas mi señora, esta quedó maravillada aunque un poco avergonzada, pero quería definitivamente hacer quedar en vergüenza al loro, por eso no se puso nada al siguiente día, esta vez al loro le costó trabajo, sin embargo, el loro no se dió por vencido y le gritó, son peludas, son peludas.

Por no hablar bien.

Estaban 3 hombres en un avión, el avión empieza a tener problemas y empieza a caer, el uno ruega a Dios y dice, diosito, diosito quiero caer en un colchoncito, y pun cae en una colchón, el otro dice diosito, diosito quiero caer en un pastito bien suavesito, y zas cae en una gran cantidad de pasto, el otro era un huaco y dice deosico, deosico y diosito ni corto ni perezoso lo hizo caer de hocico.

¿Te sabes algún chiste? cuentanos el tuyo en los comentarios.

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